jueves, 16 de diciembre de 2010

Improbables

¡Qué tristeza la suya! Se ha caído su red "social" favorita. Tendrá rota la cadera, como causa más probable. Para colmo, su nueva tele ha decidido omitir de la programación todos los canales. A excepción de esos en los que "personas" que cohartarían nuestros más sanos instintos hablan de "libertad".

Derrotada decide llorar entre sus sábanas de algodón. Pero no le sale.

Inmersa en su cama, deja el enorme libro que la acompaña a un lado. Se pierde entre olores imaginarios que le llevan al pecho del anhelado amante. Y encuentra la serenidad perdida durante el día de mierda que ha tenido.

Esto le pasa a ella. Probablemente.

¡Qué placer el suyo! Sufriendo un síncope casi orgásmico durante un concierto que llevaba semanas ansiando. Con los timbales no contaba, pero fueron invitados. Se siente guapo, como casi siempre, más tras ese cruce de miradas con una rubia no muy oxigenada.

El intercambio no para ahí y él finalmente consigue deshacerse de la tensión acumulada de la mejor forma posible.

De vuelta a sus propias sábanas no encuentra en los olores retenidos en su piel el calor que necesitan sus pies fríos para permitirle descansar. Y se disipa su seguridad. Y piensa en aquélla en cuyo regazo pudo quedarse dormido sin pensar. Y se angustia.

Esto le pasa a él. Probablemente.

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